SAFARI DE BALLENAS EN ANDENES: ¡OJO A VIZOR! ¡BALLENA A LA VISTA!

El mamífero más grande de la Tierra… ¿Podéis imaginar lo que es eso? Las ballenas son unos de los seres vivos más impresionantes de planeta; unos seres que habitan en las profundidades de los océanos y qué únicamente se dejan ver cuando emergen para respirar. Han protagonizado películas, novelas, cuentos y leyendas y, quienes las han visto, difícilmente van a lograr olvidar su aleta dorsal, su cola y ese orificio que nos ayuda a localizarlas en el amplio mar. Aquí va mi pequeña historia cazando a estos colosales animales…

Antes de comenzar a contar nuestra aventura con las ballenas de Andenes, voy a dejar por aquí el enlace a la página web de WhaleSafari Andenes, empresa con la que nosotros realizamos esta excursión. En ella encontraréis toda la información práctica, precios, preguntas frecuentes y, en general, todo lo necesario para vivir esta experiencia. Y a mí no me pagan ni un duro.

¡¡BALLENA A LA VISTA!!

Llamadme Ismael… Bueno, vamos a dejarlo en Fran… En este viaje no hay capitanes enloquecidos, guerreros tatuados y todas las ballenas que aparecen son oscuras. Gracias a Dios – o a Odín – tampoco tuvimos que lamentar ningún accidente. Este viaje comienza en el norte de Noruega, en una pequeña ciudad llamada Andenes. Hasta allí nos llevó nuestra aventura atravesando el país de los vikingos.

Nuestros primeros pasos fueron en tierra firme, en el museo de cetáceos de la ciudad, donde los guías de la expedición nos dieron una pequeña pincelada sobre la evolución, el comportamiento y las costumbres de estos mamíferos, ¿sabíais que las ballenas provienen de una especie de musaraña del tamaño de un mapache? ¿Y que su primo terrestre más cercano es el hipopótamo? Además, también nos explicaron cómo funciona su radar para encontrar presas y cómo han logrado convertirse en las pesadillas de los calamares gigantes (¡Sí!¡Existen!).

Después de esta pequeña toma de contacto, tuvimos el primer avistamiento de un cachalote… dentro de un garaje. En un hangar junto al museo, vimos los restos de una enorme ballena de quince metros de longitud. No estaba mal para ser la primera… ¡Pero nuestro objetivo era otro! Una vez finalizado el recorrido por el museo, y sabiendo algo más sobre las amigas del capitán Ahab, embarcamos en el Reine con rumbo a alta mar.

Restos de un cachalote

Pertrechados con nuestras cámaras de fotos y ropas de abrigo, navegamos mar adentro, hacia el cañón de Blake, lugar en el que habitan estas criaturas. El trayecto es de una hora, una hora en la que el movimiento del mar puede hacer zozobrar el estómago del más experimentado marinero. En el cascarón de nuestro barco, pudimos intuir algunos males por los que debieron pasar anteriores grumetes.

El Reine

Cada cierto tiempo, nuestro capitán detenía el barco para prestar atención al radar y localizar algún ejemplar. Después de varias paradas, logramos ver los primeros indicios balleneros. Las ballenas, al salir a la superficie a respirar, expulsan un chorro de aire y agua que se puede ver a varios kilómetros de distancia. El problema es que estos animales únicamente permanecen en la superficie durante quince minutos y es difícil llegar a ellos antes de que se sumerjan de nuevo.

¡¡BALLENA A LA VISTA!! Gritaron, de repente… bueno, realmente nadie gritó; pero queda bien para el relato. El caso es que, poco tiempo después de los primeros chorros de agua, logramos ver un cachalote respirando en la superficie… ¡Impresionante! Aunque únicamente se dejó ver unos minutos, nos dio tiempo a sacar alguna foto.

Ballena

Poco después, vimos un nuevo ejemplar, esta vez era un rorcual, el segundo animal más grande del planeta. Estaba a unos pocos metros del barco. Parecía increíble pensar que, ahí abajo, justo bajo nuestros pies, pudiera haber criaturas de ese tamaño, mucho más grandes que nuestra embarcación. Y lo mejor estaba por llegar…

Durante nuestra visita al museo, nos habían avisado de que en esta época del año (agosto) era prácticamente imposible ver orcas en el cañón de Blake. Adivináis por qué pongo esto… “¡ORCA A LA VISTA!”. Ahí estaban. De repente, vimos una enorme orca cerca del barco. Después, otra. Y otra. Y otra… Una familia entera de orcas nadando junto al Reine, dejando ver su aleta dorsal y su bicromía por encima de las olas del mar. Las orcas nadaron junto al barco e incluso pasaron por debajo de él, adelantándose y pasando unas sobre de otras. Sin duda aquel fue unos de los momentos más bonitos de mi vida. Al final, se unió otra familia de orcas. Incuso nuestros guías alucinaron con lo que estaba pasando.

Orcas en Andenes
Orcas en Andenes

Después de un par de horas sobre el cañón de Blake, llegó la hora de volver a tierra firme. En ese momento, nos sacaron una sopa caliente y un mendrugo de pan. No os preocupéis, el cocinero no tenía la pata de palo, ni un loro en el hombro, y nosotros agradecimos aquella comida como Robinson Crusoe hubiera agradecido una hamburguesa.

En total, la salida duró unas cinco horas. Conseguimos ver dos familias de orcas, dos cachalotes y un rorcual, el segundo animal más grande del planeta. No vimos a Moby Dick, a Willy, ni a la que se comió a Pinocho, pero sí logramos vivir una experiencia que será inolvidable para nosotros.

CONSEJOS PARA UN SAFARI DE BALLENAS

Cuidado con los mareos: Como el barco que realiza este tipo de excursiones es muy pequeño, y suele haber bastante oleaje, es muy fácil marearse y acabar echando por la borda algo que no queremos. Os aconsejo que, si creéis que os podéis marear, toméis algún tipo de pastilla para prevenir mareos. No dejéis que vuestra cabezonería os arruine una experiencia única.

Ropa de abrigo: Aunque no lo parezca, la temperatura va a cambiar mucho según os vayáis alejando del puerto. Aunque esté haciendo un día maravilloso, conviene llevar ropa de abrigo y resistente al viento. Además, son muchas horas en el barco y puede que la vuelta la hagáis atardeciendo.

Gafas de sol: El reflejo del sol en el agua puede ser un poco molesto para los ojos. No está de más llevar unas gafas en la mochila.

Teleobjetivo: Imprescindible si queréis sacar buenas fotos, sobre todo teniendo en cuenta que algunas ballenas estarán lejos de la embarcación.

Disfruta de la experiencia: Aunque todos queremos enseñar fotos chulísimas de esta aventura, esta se vive mejor a través de nuestros ojos que a través de la pantalla de nuestra cámara o nuestro móvil. Os aconsejo que, durante un momento, dejéis toda esa tecnología en la mochila para disfrutar de estos colosos con vuestros propios ojos.

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