La noche más triste de la Dama Blanca de París
Coronó al gran Napoleón, sobrevivió la barbarie del nazismo y cobijó bajo su techo al entrañable personaje de Víctor Hugo. Toda una vida siendo uno de los iconos de Francia y del continente europeo. La bella Dama Blanca de París vive en los últimos días uno de los momentos más duros de su historia.
Arde la Dama Blanca de Paris y con ella, parte del corazón de la capital francesa. A medida que el fuego crecía, el coloso se fue apagando y sus muros, sus hermosas bóvedas y sus ornamentos poco a poco se fueron convirtiendo en ceniza. No existen palabras para expresar lo terrible que es lo que hemos vivido en los últimos días desde la lejanía. Francia y el resto del mundo llora las quemaduras de este hermoso gigante herido de muerte.
Desde hace casi mil años, Notre Dame se ha erguido orgullosa ante sus queridos vecinos. Sus monstruosas – y al mismo tiempo hermosas – gárgolas han maravillado a millones de niños y cautivado al mismo número de adultos. Poca gente se ha aventurado a visitar París sin fotografiarse en la Plaza Juan Pablo II, frente a los dos simbólicos torreones de estilo gótico. En las últimas horas, todo ello ha estado a punto de desaparecer ante la todopoderosa y devastadora fuerza del fuego.
En mi caso, no son pocos los recuerdos que guardo de este mágico lugar, tal vez algunos de los mejores y más bonitos de mis dos años vividos en Francia. Recuerdo subir sus más de mil escaleras (tal vez exagero, tal vez…), contemplar todo París desde sus balcones y fijarme con atención – y ojos de niño – en esos monstruos esculpidos en piedra. Siempre esperando el más mínimo movimiento. Jamás les vi moverse, ¡Qué idiota! ¡Las gárgolas cobran vida cuando cae el sol! ¿Lo harían durante la fatídica noche roja? ¿Despertarían para ayudar a los valientes pompiers? Lo hicieran o no, Francia y el resto del mundo debe mucho a estos valientes que arriesgaron sus vidas para tratar de salvar a su Señora.
La Dama Blanca de París ha vivido mucho y no lo ha hecho sin aprender a hacerse fuerte ante las inclemencias. No se rindió al fuego y, a pesar de sus muchas heridas, continúa en pie. Paris ha sido testigo de la fuerza de su hermosa Notre Dame. Malherida, sí, pero la gran Señora de la capital francesa ha logrado sobrevivir a una de las noches más tristes del país vecino. El mundo no podía permitirse perder a uno de sus rostros más conocidos y hermosos.